. como cada primavera: las flores que engalanan las veredas porteñas, las muchachas que empiezan a usar esas remeras musculosas y esas polleras que tanto nos gustan, el calor que reverbera en el asfalto insufrible, los policías ensobrados en pesadísimos uniformes comienzan a sudar más y poner más cara de sufrimiento -y eso siempre es satisfactorio-, los bondis pasan más seguido de noche, falta menos para mi cumpleaños, la cerveza es más rica, podés tomar un helado en la calle sin que te miren con cara -aunque hay
quien tiene otra teoría al respecto-, ¡ah la primavera!, ¡ah!, ¡aroma de jazmines!, ¡sudor en el subte!, ¡hormonas en el aire y hare krishnas en la calle! -¿notaron que, supongo que a causa de su ritual túnica, los hare krisha sólo salen cuando hace calor?-, ¡ah! ¡ah! ¡ah!.
. como cada primavera: las paredes de buenos aires amenazan empapeladas con carteles que se repiten, cada año, con religiosidad peronista. siempre los mismos carteles, cada año, cuando se acerca el 25 de septiembre. carteles sin firma. miles de carteles: están en todas partes, yo los veo en todas partes: centro, palermo, almagro, chacarita, belgrano, caballito, once: los cien barrios porteños, argentinos, porteños y peronistas.
. personalmente me divierten mucho; es trágico, pero me divierten. me divierte el peronismo en general y, en particular, me divierte la iconoclacia peronista, la mitología peronista, la estética peronista, me divierte perón -sus contradicciones y genialidades y sus exabruptos y sus hijos no reconocidos-, me divierte evita y me divierten vandor y el mismo rucci y lorenzo miguel, me divierte herminio y su cajón, me divierten los montoneros y los ex montoneros y los que nunca lo fueron pero dicen que sí y los que niegan haberlo sido, me divierten los que intentan definir qué es el peronismo, los que dicen ser peronistas porque creen en menem, los que dicen serlo porque creen en duhalde, en k, en sus mujeres, en sus programas, en sus pancartas, me divierten -muchísimo- los que se atajan ("lo voté pero mirá que yo no soy... ¿eh?") y los que se enorgullecen, me divierte en suma, todo lo que gira alrededor de ese fenómeno -en el sentido circense de la palabra- y, por lo tanto, me divierte la argentina. ya lo dijo el general: peronistas somos todos -los hay de derechas y de izquierdas, dijo y concluyó, con su sonrisa especial para periodistas extranjeros: peronistas somos todos-. hasta yo, que soy bastante gorilón. la argentina es un país definido por el peronismo, nos guste o no: a favor o en contra, peronistas somos todos. y, por eso, la argentina es un país que divierte: un país peronista.
. pequeña digresión (1): el genial tato bores representaba a un político alemán. se despacha hablando de que en alemania están, por un lado, los conservadores y, por el otro, los socialdemócratas. el periodista pregunta: "pero... ¿y los nazis?". y tato, el gran tato, con su mejor cara de boludo: "ah, no. nazis somos todos".
. pequeña digresión (2): escribo y en la pantalla de crónica aparece osvaldo mércuri. el título: mércuri presenta nuevos planes de educación vial. ¿vieron que tengo razón? el peronismo es divertido. el mejor humor negro.
. dentro de un mes -un mes menos un día-, este peronista y divertido país volverá a jugar en la periódica quermés electoral. la imagen de la quermés es una imagen divertida -de eso se tratan las quermeses- y, también peronista. yo la socio con los años ´50, el carnaval en boedo y las masas -peronistas- en la calle. y esta quermés será -no caben dudas- muy divertida y muy peronista. basta, para comprobar ambos términos, pegar una ojeada a la lista de candidatos. no me importan, personalmente, los resultados. se podrán ganar unas fichas más, pasar por el kiosko, cambiarlas por golosinas. podremos tener una moria diputada, tres senadores del mismo signo representando a la misma provincia -aquí se vuelve esencial un término que acuñaron, creo, los liberales del siglo xix: el de dictadura de las mayorías. quizás algún día me explaye al respecto-, podremos tener a un presidente más o menos fuerte, más o menos peleado o entongado con su predecesor, pero no creo que nada cambie demasiado. seguiremos siendo un país peronista y divertido. trágico, peronista y divertido. y cada año, cuando llegue la primavera, un señor muy orondo y de bigotes nos vigilará desde los afiches que empapelarán la ciudad. y nadie, o casi nadie, se preguntará quién este señor. para qué. si es, como rezan los carteles, argentino y peronista. es uno de nosotros. ¿o no?